Viaje de hibierno

Principio de la aventura a Rennes el miercoles 7 de enero a 7h35. Una vez de más, elijo las mejores condiciones de viaje con un fín de gripe y mis bolsos que juntos pesan más que yo! Pero, me voy con mi motivación y mi curiosidad del desconocido. Sin embargo, eso no cuenta mucho contra los elementos naturales yaque la nieve impide la salida de muchos trenes en Paris... Y empieza una baila loca y sin logica: esperar un tren, buscar el tren escondido, esperar en el tren en la estación (más de una hora), finalmente cambiar de tren... y eso, siempre con mi tonelada de bolsos y en el suelo vuelto en una pista de patinaje!

Y, por fín, el tren se ha ido! Pero con mucho retraso, y cada vez que el tren se approcher de la frontera, cada vez más parecía seguro que no tendría el último empalme para Pamplona... Con mi sueño y la dolor de mi espalda por los bolsos, la perpective de dormir a la frontera y viajar de nuevo la mañana, me hacía flipar.

En esos tipos de casos extremos, sólo una solución: indigestión de chocolate al wagon-restaurante! Y luego: después todo se ha mejorado. He encontrado compañeros de infortunio que querían también alcanzar la peninsula iberica: una pareja de jubilantes de Tudela, una estudiante china en teología y sobre todo una otra voluntaria que vivía en la misma residencia que yo. El fín del traje no fuí mas simple con perdura de un ordenador, lucha contra la nieve y la mala humor de algunos conductores de autobuses, pero, con otras personas, se puede afrontar todo con risas! Y cuando llegué a Pamplona y a la residencia con la acogida del otro voluntario Patrick, que felicidad!

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